El 80% del proceso se debe a la calidad del agua y se ha conseguido mediante un elaborado estudio para reproducir las condiciones de temperatura, salinidad y luminosidad propicias para el langostino. No sirve ni el agua corriente ni la de los acuíferos. El nombre de la empresa, Noray, es un juego de palabras por su parecido fonético Norway (Noruega en inglés) y por su significado en español, ya que según la RAE, noray es el bolardo o amarra que hay en tierra para asegurar la embarcación, «lo que supone el enganche del mar con la tierra», indica Díaz.