Antes de lanzarse a la aventura, la llamada que lo cambió todo. En eso ayudan sobremanera sus años de estilista, que le dan «la capacidad de sintetizar una gran cantidad de tendencias». Ahora, los viajes a Elda han pasado a formar parte de su rutina -«es una pena que Elche esté tan lejos», bromea, «hace un año hablar con los talleres era un horror, porque no me conocían, ahora ya es un gusto»- y sus bailarinas están entre las más top del mercado.