Tumbado en una enorme y confortable cama de madera en la penumbra de la sala, sentía a Yuko moverse a mi alrededor con su característica levedad. Luego, siempre en religioso silencio, Yuko pasó a extender con delicada firmeza y sabia precisión lo que parecían aceites o ungüentos calientes sobre una piel ya totalmente rendida a sus manos. Estas son las estadísticas que dejó el contundente triunfo de Brasil en Doha.