El 6 de noviembre de 2004, el estadio San Siro fue testigo de una de las actuaciones más memorables de Andriy Shevchenko con la camiseta del AC Milan. En la jornada 10 de la Serie A 2004-05, el delantero ucraniano firmó un hat-trick ante el Bolonia que no solo selló una victoria contundente por 3-0, sino que también confirmó su estatus como uno de los goleadores más letales del fútbol europeo. Aquella noche mágica, muchos aficionados en las gradas vestían camisetas retro baratas del Milan, recordando las épocas doradas del club y celebrando el presente con una leyenda en plena forma.
Desde el inicio del partido, el Milan mostró una clara superioridad táctica. El equipo dirigido por Carlo Ancelotti dominaba la posesión con un centro del campo liderado por Pirlo, Gattuso y Seedorf, mientras que Kaká aportaba creatividad en los últimos metros. Sin embargo, el protagonista absoluto fue Shevchenko, que estaba imparable. Su primer gol llegó al minuto 7, tras aprovechar un pase filtrado de Kaká y definir con precisión al segundo palo.
El segundo tanto fue una obra de arte. Tras un saque de esquina corto, Shevchenko recibió el balón fuera del área, se giró y disparó con potencia al ángulo superior izquierdo, dejando sin opciones al portero del Bolonia. San Siro estalló en aplausos. El Milan jugaba a placer, y cada ataque parecía llevar el sello de su número 7.
El tercer gol de Shevchenko llegó en el segundo tiempo, cuando el Bolonia ya mostraba señales de agotamiento. En una jugada rápida por banda izquierda, Cafú centró raso al área y Sheva apareció en el primer palo para anticiparse a su marcador y empujar el balón al fondo de la red. Con ese tanto, completaba su hat-trick y se llevaba el balón del partido, confirmando por qué acabaría esa temporada como máximo goleador de la Serie A.
Más allá del resultado, el encuentro fue una muestra del poder ofensivo del Milan y del carácter competitivo de su figura principal. Shevchenko no solo era un goleador nato, sino también un futbolista capaz de cambiar el rumbo de un partido con una sola acción. Esa noche contra el Bolonia fue una muestra clara de su instinto, su técnica y su mentalidad ganadora.
Hoy, años después, los fanáticos aún recuerdan ese partido como una joya en la carrera del ucraniano. Y para muchos, revivir esos momentos significa portar con orgullo una camisetas futbol vigo de aquella época, como símbolo de fidelidad a uno de los mejores delanteros de la historia del club y a una era dorada del fútbol italiano.