Génova, en un tono mucho más crítico del que manejan en las filas del Congreso. En la cúpula nacional, tratan de morder en las «contradicciones» de los socialistas, conscientes de que elevar la presión sobre la tramitación de la mencionada norma en la Cámara Baja puede agitar aún más el descontento en el sector feminista del PSOE y acelerar el trasvase de voto en los nichos ideológicos de la izquierda.