Antes de ese momento, el equipo culé tuvo que deshacerse del Sporting de Lisboa, del Shakhtar Donetsk y del Basilea en la fase de grupos. En el momento en que Carles Puyol levantó la Orejona en el Estadio Olímpico de Roma, el equipo cerraba su mejor temporada, con un triplete que nunca antes había conseguido el Barça: Liga de Campeones, Liga española y Copa del Rey. Las semifinales, si bien fueron menos brillantes contra el Chelsea, serán siempre recordadas por el apoteósico gol de Iniesta en Stamford Bridge, sellando el 1-1 que supuso uno de los más agónicos resultados del Barça en Champions.